De bien pequeña recuerdo que no me gustaba nada el olor a lejía y otros productos. Me producían picores en los ojos y en la garganta. A mí me gustaba mucho fregar los platos, ayudar a mi madre o a mi abuela. Mas que fregar lo que me gustaba era jugar con el jabón y los cacharros. Un buen día me salieron ampollas en las manos y se me pelaban como si fuera un lagarto. El dermatólogo les dijo a mis padres que yo era alérgica a los productos de limpieza y que tan solo podía lavarme con jabón natural de coco y que debían dejar de utilizar productos abrasivos en la limpieza del hogar. A partir de ese momento los mejores aliados en la limpieza fueron los productos que tenemos habitualmente en la cocina: bicarbonato, vinagre, limón y jabón natural. No es necesario que uses productos que pueden ser tóxicos, como la lejía y el amoniaco, y si los usas… ¡por favor, no los mezcles! ¿Eres de los que creen que la casa está más limpia utilizando productos químicos y derivados del petró...
Viviendo la vida en equilibrio. Cambiando el mundo gota a gota